20 - La huella.

 Lo queramos o no los docentes vamos a dejar una huella en nuestros alumnos, si nosotros nos ponemos a pensar en cuando éramos alumnos adolescentes y los profesores que hemos tenido, tenemos recuerdos buenos de unos y menos buenos de otros. Puede que de algunos ni nos acordemos, pero también han dejado su huella implícita en nuestra personalidad. ¿Que huella queremos dejar nosotros?

Como profesor de matemáticas, me gustaría dejar la huella del gusto por las matemáticas, de la emoción que resulta saber resolver problemas, quizá transmitirles hasta cosas frikis, como curiosidades sobre números que recuerden con alegría. También como sacerdote que seré, si Dios quiere, me gustaría sembrar en los alumnos la pregunta sobre su existencia, que se planteen cual es su propósito en esta vida, y ofrecerles la luz del evangelio para ayudarles a crecer en la felicidad.

Lo que no quiero conseguir son copias de mi, cada persona es única y le corresponde a cada una seguir su propio camino. Tampoco quiero dejar la huella de un profesor pasota o despreocupado por sus alumnos, ni quiero que perciban en mí hipocresía.

Esto es lo que me gustaría dejar en ellos, matemáticas y alegría de vivir.

Un abrazo.

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