2 - Fe y ciencia, una educación en la confianza.
A menudo, en la sociedad actual, se presentan la fe y la ciencia como dos realidades enfrentadas, e incluso incompatibles. Esto, sin embargo, no es así, ambas se complementan. Tanto la ciencia como la fe son modos de buscar la verdad, pero la buscan en dos realidades diferentes; la ciencia en la naturaleza física del mundo y la fe en la naturaleza espiritual. Es importante tener presente donde conoce cada disciplina.
En el título he puesto la confianza, pero ¿qué tiene que ver aquí la confianza? Pues que el ser humano conoce a través de la confianza. Si nos fijamos en un niño pequeño, el confía plenamente en sus padres, que le enseñan; cuando crece confía en lo que le cuentan sus profesores o en lo que lee en los libros. Esto es necesario, pues si no confiase, no podría avanzar en el conocimiento. ¿Donde está la confianza en la ciencia? En primer lugar, está la confianza en que los desarrollos científicos no tienen errores, pues nadie tiene capacidad para conocer absolutamente todo lo que se ha establecido científicamente. Pero yo quiero poner el foco de la atención en otro lugar, la ciencia se basa en el método científico, que confía en que lo que sucede en unas determinadas condiciones se repetirá si se repiten las condiciones. Esto es una creencia, intuitiva para nuestros sentidos, pero es una creencia que no se puede demostrar científicamente. Por otro lado, la fe también se basa en la confianza en las personas que la han transmitido a lo largo de la historia, pero sobre todo, en caso de la fe católica, se basa en la confianza en un acontecimiento, que es el de la resurrección de Jesucristo. Este acontecimiento es el que dota de sentido todo lo que conoce la fe católica. El método de la fe es el amor.
Tanto fe como ciencia hacen uso de la lógica, ambas parten de postulados distintos pero compatibles, y se basan en el principio de no contradicción. El problema entra, como adelante al principio, cuando se trata de aplicar la fe en el plano material o la ciencia en la dimensión espiritual. Es absurdo hacer una lectura literal del Génesis para determinar si la teoría de la evolución es verdadera o no, porque es el objeto de conocimiento del libro. Del mismo modo, es absurdo utilizar el método científico para conocer el amor de una madre o de los amigos, para conocer a una persona es necesario amarla.
Con un conocimiento puramente científico la persona queda reducida a materia sujeta a unas determinadas reacciones químicas. Podemos plantearnos seriamente la siguiente pregunta: ¿Quien soy yo? La verdad de uno mismo excede a nuestra capacidad de entendimiento. Todo el mundo, sea o no consciente, tiene anhelos en su corazón de ser trascendente; todos deseamos ser felices, saber quienes somos. En esta búsqueda de la verdad de nuestro ser todos creemos en algo, nos salimos de la ciencia. Los católicos creemos en Jesucristo y eso nos debe mover a darnos a los demás. Hay personas no creyentes que se dedican a buscar el bien y a servir a los demás, porque creen en el bien y desean ser un bien. Por último, hay personas que simplemente creen en su ego que es equivalente a la nada, es decir, creen en la nada y viven para ella.
Para terminar esta entrada voy a volver al principio del conocimiento, que es la confianza, y al motivo de este blog, que es la educación. ¿Como debemos educar? En primer lugar, debemos enseñar a los alumnos a confiar en si mismos, a que sean capaces de ver en si mismos un propósito. En segundo lugar, los educadores debemos ser personas en las que se pueda confiar; para esto debemos ser coherentes, vivir lo que enseñamos; debemos ser amables, cercanos, no agresivos y debemos creer en las capacidades de los alumnos.
Un saludo, Francisco.
Si alguien desea profundizar en el tema de la fe y la razón adjunto la encíclica fides et ratio
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